CONRADO ESTALLO GRACIA

TODOS LOS NOMBRES, VÍCTIMAS Y VICTIMARIOS (HUESCA, 1936-1945)
Autores: Victor Pardo Lancina y Raúl Mateo Otal. 1ª Edición año 2016. Tomo II, Páginas 1240-1241-1242-1243 y 1244.

CONRADO ESTALLO GRACIA (Maestro Nacional Republicano de La Paúl en 1936)

Hijo de Conrado Estallo y Leandra Gracia. Sangarrén, 30-X-1911 - Huesca, 19-XII-1982. 71 años. Maestro. Consejos de guerra. Procedimientos sumarísimos ordinarios 5826-40, 1822-41 y 1905-41.


   Conrado Estallo burló a la justicia militar franquista, que lo había condenado a muerte, y salvó la vida escapándose de la cárcel. Fué un <<topo>> en su propio pueblo, Sangarrén, durante más de siete años, pero el esfuerzo le permitió hallar ocasión propicia para exiliarse en Francia. Poco después de su regreso, resultó elegido concejal por el PSOE en el primer ayuntamiento democrático de Huesca.
   Hijo del maestro Conrado Estallo Torrero, natural de Puibolea, Conrado como sus hermanos menores Julio y José María, nació en Sangarrén, donde el padre ejerció la docencia con plaza en propiedad durante muchos años, hasta que la guerra puso fin a una vocación intensa y fecunda. Vocación seguida por sus hijos, que también continuarán en el camino de la enseñanza después de cursar estudios en la Escuela de Magisterio de Huesca.
   Conrado era un muchacho despierto y sensible. Dotado para el deporte e interesado por el fútbol, llegó a ser una promesa en años de adolescencia. También inquieto y observador, atento a las posiciones políticas izquierdistas de su padre, se inclinó por postulados socialistas y abrazó el ideario republicano pleno de reformas, modernización social y proyectos de extensión de la cultura. No fué ajeno a este tema de posición determinada y honda del fusilamiento de los capitanes sublevados en Jaca Fermín Galán y Ángel García Hernández, que Conrado pudo contemplar horrorizado en las inmediaciones del polvorín de Fornillos en Huesca, donde tuvo lugar el 14 de diciembre de 1930. Este hecho contituye el punto de partida de su compromiso político.
   Concluyó los estudios de Magisterio en 1933, realizando las prácticas en Loarre, antes de concursar para obtener plaza en propiedad. El consejo provincial de primera enseñanza le asignó destino como maestro interino en Albalatillo, en octubre de 1934. Este mismo curso, no obstante, obtendrá la titularidad de la escuela de La Paúl, entidad de población adscrita a Gurrea de Gállego, que apenas contaba con medio millar de habitantes, pero en cuyas clases Conrado Estallo debía atender a sesenta alumnos.

La puerta izquierda de la casa del conde de Parcent, es donde ejerció de maestro Conrado Estallo.

El 15 de julio de 1936, según explica el corresponsal de El Diario de Huesca en una crónica que se abre paso entre las noticias de guerra publicadas el 28 de julio, en La Paúl se había celebrado una exposición de trabajos escolares con motivo del final de curso, muestra que merece la felicitación del gacetillero no solo a los alumnos, también <<al competente maestro nacional don Conrado Estallo, verdadero trabajador e infatigable forjador de la cultura en esta localidad>>.

4 de agosto de 1935

15 de julio de 1936

   Militante de la Agrupación Socialista de Huesca y de la Federación Española de Trabajadores de la Enseñanza (FETE), a la que le afiliará en septiembre de 1936, Conrado fue movilizado en La Paúl por los militares sublevados, en los primeros días de la contienda. << Al ser llamado su reemplazo -recoge la sentencia del consejo de guerra al que fue sometido en Huesca el 9 de mayo de 1941-, se presentó a las autoridades de Gurrea de Gállego, pidiendo una bicicleta para hacer su incorporación en Huesca, en la Caja de Reclutas, no haciéndolo así, marchando a Sangarrén donde se unió a las fuerzas rojas>>.
   No obstante, antes de tan precipitada huída, tuvo la oportunidad de salvar la vida al párroco del pueblo, tal como el mismo sacerdote, Doroteo Sánchez Ezcurra, paso de relieve en un documento remitido al Archivo Diocesano al finalizar la guerra. El 30 de julio, cuando la localidad todavía no había caído en manos de las tropas rebeldes, un grupo de revolucionarios incontrolados tomaron la decisión de prender al párroco, quien, dado que no era la primera vez que lo detenían y amenazaban en aquellos días turbulentos, dormía en casa de unos amigos derechistas. Conrado Estallo lo puso sobre aviso y el cura marchó a Gurrea de Gállego, donde lo acogió la Condesa del Villar, salvando de este modo la vida.

Párroco de La Paúl, Doroteo Sánchez Escurra

   Cuando Conrado llegó en bicicleta a Sangarrén, las milicias del POUM habían pasado por la localidad destrozando la iglesia, amedrentando a las gentes de derechas u nombrando un comité revolucionario en el que Julio Estallo, su hermano, actuaba como presidente. A mediados de agosto tomó la localidad la Columna Ascaso, que acabó la tarea de quemar imágenes y mobiliario parroquial, así como los archivos municipales y eclesiásticos. Además, se realizaron abundantes requisas en casas de todo el pueblo.
   Se le vio armado en compañía de los dirigentes -refiere la sentencia de Conrado aludida-, formando parte del comité un hermano y el padre del procesado, siendo asesinados varios vecinos de derechas, y el día que lo fueron tres de Sangarrén y nueve del pueblo de Sesa, estuvo presente el procesado, a los cuales, una vez hechas las descargas los roció con gasolina, prendiéndoles él mismo fuego, y como no ardiesen del todo, mandó traer leña para quemarlos, como así se hizo, sin que conste disparase el procesado contra las víctimas.
   Estallo también será acusado por el tribunal militar de haber participado en la quema de la iglesia y en el saqueo a vecinos derechistas. <<Solía hacer comentarios sobre los fusilamientos en tono de mofa>>, remata el tribunal presidido por el teniente de Artillería Juan Pellejero Pellejero. No obstante lo anterior, también la sentencia deja constancia de que <<favorecía a personas de derechas, entre ellas un sacerdote, al que le facilitó que se pusiera a salvo de los extremistas que querían asesinarle>>.
   Movilizado con su reemplazo en el bando leal, se incorporó a la 28.ª División Ascaso, combatiendo en la 125.ª Brigada Mixta, interviniendo en el cerco de Huesca, posteriormente en Teruel y finalmente en Madrid, como comisario político. Fue detenido tras el golpe de Casado y enviado a Sangarrén con la obligación de presentarse a las autoridades militares. Alertado de la posibilidad de sufrir la ira de los falangistas locales, se dirigió al cuartel general de Huesca y desde allí, de nuevo en libertad y merced a un salvoconducto que servía tanto de documento de identificación como de obligado destino, recaló en Jaca, donde quedó ingresado en prisión.
   Dada su condición de militar prófugo, como consecuencia de su huida de Gurrea de Gállego cuando iba a ser alistado con las tropas sublevadas, por orden del gobernador de Jaca, Conrado Estallo fue trasladado a la prisión para militares del cuartel de San Juan de Huesca el 12 de julio de 1939, quedando a disposición del juez militar de la plaza, que le instruyó el procedimiento sumarísimo ordinario 5826-40.

Prisión militar de San Juan en Huesca.

   La vista, como se ha señalado, tuvo lugar el 9 de mayo de 1941 en dependencias del Regimiento Valladolid, presidida por el coronel de Infantería Joaquín Esteller Muñoz. El tribunal consideró probados los hechos, constitutivos de un delito de adhesión a la rebelión con las circunstancias agravantes de perversidad y daño causado, por lo que el encartado fue condenado a muerte. Pero al tiempo, el consejo, atendiendo al aval presentado por el párroco de La Paúl y la imposibilidad de imputar a Estallo la participación directa en los fusilamientos, propuso en la misma sentencia la conmutación de la pena por la de inferior grado.
   No todos los miembros del tribunal se mostraron de acuerdo con la propuesta de conmutación, aunque si la mayoría; precisamente el presidente, coronel Esteller, y el ponente, Antonio San Cristóbal Fernández, disintieron y emitieron un voto particular << por estimar la gravedad de los hechos y la evidente perversidad que denota el sentenciado>>, circunstancias que, a juicio de los firmantes, no había contemplado la sala en toda su extensión. El auditor de la V Región Militar rechazó la propuesta de conmutación de la pena por los mismos motivos alegados en el voto particular y aprobó la sentencia. El dictamen del auditor lleva fecha de 22 de julio de 1941, pero Conrado no llegó a conocer el contenido del fallo judicial ni la ratificación de la Auditoría, entonces ya no se encontraba en prisión, se había fugado. Tampoco recibiría la noticia de la sanción del acuerdo que lo condenaba a muerte, documento firmado por el capitán general de la región, José Monasterio Ituarte, que lleva fecha de 21 de agosto de 1941.
   El 12 de julio de 1941, Conrado Estallo se evadió de la prisión militar de San Juan, en compañía de los presos Arturo Oliveras y Antonio Navarro, que habían ingresado en la misma cárcel el 1 de mayo. Pero solo la escapada de Estallo prosperará, Oliveras y Navarro serán detenidos y sometidos a un procedimiento sumarísimo por este hecho, la causa 1822-41, que venía a sumarse a la que ya arrastraban en sus respectivos procesamientos, instados por supuestos crímenes cometidos en Tabernas de Isuela. Estallo Gracia también procesado en este sumario por evasión.
   El capitán jefe de la prisión de San Juan, Julián Laborda Gracia, comunica al gobernador militar de la plaza que la fuga se llevó a cabo << escalando una ventana del instituto contiguo, violentando la reja de la misma y una vez dentro de dicho edificio violentaron asimismo la puerta principal del citado instituto>>. Precisamente, el instituto había servido también como recinto carcelario desde el inicio de la guerra y hasta el 18 de septiembre de 1940. Una vez conocido el hecho, fueron alertadas las comandancias de la Guardia Civil, la policía y los puestos de fronteras. Asimismo, se controlaron los domicilios de los reclusos y familiares en Sangarrén y Barcelona.
   El capitán Laborda amplía la información en el atestado que se instruye el 14 de julio. Refiere que los evadidos aprovecharon la abertura de la ventilación de los retretes de la cárcel para acceder a un corral lindante con el instituto, al que entraron serrando el barrote de una ventana. Una vez en el recinto docente, saltaron la cerradura y alcanzaron la calle. Al parecer, los reclusos habían dejado abundantes huellas de barro y pisadas en su recorrido aquel lluvioso sábado de la evasión. <<La debieron de llevar a cabo entre las tres y media y las seis y media de la tarde -hora en que se realizó el recuento de presos y se verificó la ausencia-, pues una de las veces que el declarante se asomó a una de las ventanas del pabellón que ocupa la prisión, vio a Arturo Oliveras por el patio de la misma siendo esto sobre las tres o tres y veinte de la tarde>>, sostiene el capitán Laborda Gracia.
   Los jefes de servicio, los guardias del interior y del exterior, al menos veinticinco personas, fueron interrogadas por el juez, pero nadie había observado nada revelador o que pudiera sugerir una posible fuga. Oliveras y Navarro, domiciliados en Barcelona, no tenían visitas frecuentes, pero Conrado Estallo recibía a su familia en los días señalados para tal fin, <<visitas -explica el suboficial de infantería Fernando González Luna- en las cuales siempre el sargento que está de servicio se halla presente, sin que hubiese notado nunca en las conversaciones con sus familiares nada que pudiera relacionarse con la evasión>>. De hecho, como podrá de relieve otro compareciente, el ordenanza del Instituto Florentín Vicén Viñuales, solo se descubrió la evasión cuando él mismo advirtió que la cerradura de la puerta se hallaba forzada, por lo que dio cuenta de la novedad al director accidental, dado que todavía el edificio no se había rehabilitado para usos docentes. Igualmente se comprobó como un barrote en una de las ventanas enrejadas de la segunda cátedra había sido serrado por la base y doblado hacia afuera y hacia arriba, abriendo el hueco suficiente para dejar pasar a una persona.
   El 17 de julio, informa la Guardia Civil al juez militar, el vecino de Tardienta Emilio Guillén Huerto ha notificado en el cuartel de esta población que el domingo halló deshechas tres fajinas de trigo en las que se podrían haber escondido los huidos para pasar la noche, quizá en dirección a una estación o apeadero de ferrocarril. La Guardia Civil, en la inspección ocular, encontró <<una navaja con cachas azules y blancas, restos de hojas de lechuga y cebollas algo mustias y una caja de cerillas deshecha, observando huellas de pisadas con zapatos o botas correspondientes a tres personas>>. Se determinó que la dirección seguida por los huidos era la de Grañen, Poleñino o Sariñena, igualmente la Guardia Civil comprobó que la navaja era propiedad de Antonio Navarro.
   A las siete de la tarde del 21 de julio, fueron detenidos por la Guardia Civil en la estación de Tárrega Arturo Oliveras y Antonio Navarro, no así Conrado Estallo, que había tomado otro camino. <<Por su porte y trajes infundieron grandes sospechas>>, relata el jefe de puesto de la Guardia Civil de Tárrega. <<Una vez presentados por la pareja ante el que suscribe e interrogados convenientemente, en un principio manifestaron procedían de Barcelona, que habiendo pretendido marchar voluntarios en la División Azul para luchar contra Rusia, y que para no infundir sospechas a sus familiares habían dejado su documentación personal en sus respectivos domicilios>>. Pero la excusa, si en realidad se esgrimió, no convenció a los guardias que, valiéndose de los brutales e impunes métodos habituales de palizas y torturas, <<estrechados nuevamente a preguntas>>, transcribe el atestado, dieron con la identidad de los detenidos. También averiguaron que el maestro Estallo, del que no conocen más datos, <<al llegar al pueblo de Vicién se despidió de ellos, negándoles la dirección que pensaba tomar, pero que creen se encuentra oculto por dicho pueblo por tener allí mismo la novia>>. Oliveras y Navarro quedaron detenidos en el depósito municipal de Tárrega. El 4 de agosto, procedentes de la prisión de Lérida, fueron reintegrados a la prisión militar de San Juan, en Huesca.
   Declaran en la cárcel ante el juez militar que la fuga se inició a las dos de la tarde del 12 de julio. Aseguran que la sierra con la que se cortó el barrote de la ventana en el instituto era propiedad de Conrado Estallo, como también la navaja que sirvió para soltar los tornillos de la cerradura.

Al fugarse -relata Oliveras- tomaron la dirección del pueblo de Vicién, anduvieron merodeando entre este pueblo, Sangarrén y las canteras de Almudevar, por espacio de tres días, al cabo de los cuales Estallo les indicó la conveniencia de separarse, lo cual hicieron, quedando Estallo alrededor de los lugares citados y marchando el declarante y Antonio Navarro por la vía férrea con dirección a Cataluña, habiendo sido capturados por un guardia civil en un pueblo inmediato a Tárrega.

   La Guardia Civil preparó un notable despliegue para dar con el paradero de Conrado, pero en Vicién las gestiones resultaron del todo punto infructuosas.

En el pueblo de Vicién no se ha podido hallar dato alguno de que Conrado Estallo, recientemente fugado de la prisión militar de esta capital, haya permanecido en dicho pueblo -anuncia el comandante de puesto al juez militar-, significándole que la novia del mismo, Felicitas Ciria (en realidad se trata de Francisca, Paquita Ciria Corvinos) es natural y vecina del pueblo de Sangarrén, de casa Urraca, cuyo pueblo pertenece a la demarcación de la Guardia Civil de Tardienta.

   Paquita engañó a los guardias para proteger a su novio: <<la joven Francisca Ciria, de Sangarrén, con quien el citado individuo sostuvo relaciones por espacio de seis años, dice que rompieron estas en el mes de enero de este año, sin que hasta la fecha haya tenido más noticias del mismo>>.

   Los esfuerzos para detener a este tercer fugado no dieron resultados, aunque llegaron a estar muy cerca, en concreto en el entorno de La Paúl, donde había dado clases Conrado. En esa zona próxima a Gurrea de Gállego, el 28 de julio, huyendo de personas que podrían haberlo reconocido, llegó a perder la mochila con
           
La Paúl en tiempos de la guerra civil.

todas sus pertenencias, incluyendo la cartera con documentos de identidad y fotografías. Tras demasiados días corriendo peligro, deambulando sin rumbo y en condiciones penosas, Conrado Estallo se escondió en casa de su novia Paquita, con la complicidad y ayuda de su padre Antonio Ciria. Comenzó una vida de <<topo>>, eludiendo cualquier contacto con el exterior, salvo en ciertas ocasiones que, temiendo un registro en la casa o cualquier otra circunstancia anómala, pasaba a la casa de su futuro cuñado, Francisco Casanova, donde también residió por largos periodos. Así durante casi siete años y medio, el maestro Conrado Estallo permaneció oculto burlando a la Guardia Civil y al tribunal militar que lo había condenado a muerte.
   Por orden del capitán general de la región, el juez militar nº 1 de Huesca, alférez de Infantería Antonio Satué Arruego, instruyó un procedimiento en rebeldía contra Conrado Estallo, el sumarísimo ordinario 1905-41, con fecha 19 de agosto. El 10 de octubre se dicta una requisitoria para que se presente en el juzgado nº 2 de los militares de Huesca, cuyo titular es Felix Gobantes del Val, a fin de responder por los cargos que se le imputan. El 18 de enero de 1943, el capitán general de la V Región Militar dictó auto de rebeldía sobre Conrado Estallo Gracia, que nunca fue hallado.
   Vivió escondido hasta el 23 de octubre de 1948, cuando pudo pasar a Francia por los Pirineos, instalándose primero en Montauban y más tarde en Olorón, Paquita Ciria, con la que se había casado por poderes el 11 de marzo de 1950, se reencontró con Conrado en el año 1951.

Conrado Estallo Gracia y su esposa Paquita Ciria Corvinos. Olorón. 11 de marzo de 1951.

   En agosto de 1970 obtuvo el permiso para volver a España, solicitando su reingreso en el cuerpo de maestros, siendo destinado a la localidad de Albelda, donde se jubiló. Elegido concejal en Huesca por el PSOE, en el primer ayuntamiento de la democracia. Conrado Estallo murió el 19 de diciembre de 1981, Paquita, el 5 de septiembre de 2004.
   La Guerra Civil imprimió una enorme fractura en la familia Estallo Gracia. Los padres, Conrado Estallo Torrero y Leandra Gracia Lafuente, fueron sometidos a consejo de guerra y condenados a prisión, Julio Estallo, el segundo hijo, murió fusilado en Huesca en enero de 1942 y José María, el tercero de la familia, igualmente fue juzgado por auxilio a la rebelión. También el Tribunal de Responsabilidades Políticas quiso ajustar cuentas a estos republicanos de Sangarrén, pero carecían de bienes.







   

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